Nelson Mandela, uno de los símbolos de los derechos humanos
más reconocidos de la época, es un hombre cuya dedicación a las libertades de
su pueblo ha inspirado a los defensores de los derechos humanos a lo largo del
mundo.
Nacido en Transkei, Sudáfrica, hijo de un jefe tribal,
Mandela obtuvo un título universitario, graduándose en derecho. En 1944 se hizo
miembro del Congreso Nacional Africano (CNA) y trabajó activamente para abolir
las políticas del apartheid del Partido Nacional en el poder. Llevado a los
tribunales por sus acciones, Mandela declaró: “he luchado contra la dominación
blanca y he luchado contra la dominación negra. He abrigado el ideal de una
sociedad libre y democrática en que todas las personas vivan unidas en armonía
y con las mismas oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que
espero conseguir. Pero es un ideal por el que estoy preparado para morir, si es
necesario”.
Sentenciado a cadena perpetua, Mandela se convirtió en un
poderoso símbolo de resistencia para el ascendente movimiento antiapartheid,
negándose en repetidas ocasiones a comprometer su posición política para
obtener su libertad. Puesto en libertad finalmente en febrero de 1990,
intensificó la batalla contra la opresión para alcanzar las metas que él y
otros habían decidido lograr casi cuatro décadas atrás.
En mayo de 1994, Mandela fue investido como el primer
presidente negro de Sudáfrica, posición en que se mantuvo hasta 1999. Presidió
la transición de la ley de la minoría y el apartheid, ganando respeto
internacional por su defensa de la conciliación nacional e internacional. Por motivo
de sus 90 años, se llevó a cabo una celebración internacional de su vida y la
gran dedicación a sus metas de libertad e igualdad.
“Si hablas a un hombre en un lenguaje que comprende, eso
llega a su cabeza. Si le hablas en su lenguaje, eso llega a su corazón”. —
Nelson Mandela.